miércoles, 30 de enero de 2013

Remesas ayudan a mitigar diferencial de ingresos

Leonor Flores / El Economista

Los estados que reciben la mayor cantidad de remesas familiares desde Estados Unidos son los que tienen los mayores índices de pobreza y rezago educativo. De ahí que estos recursos contribuyen a aliviar la miseria en esos lugares y al desarrollo de la economía nacional, según establece un estudio de la Universidad Anáhuac.

Como muestra, indica que en el 2011, es decir los datos más recientes disponibles, nueve entidades federativas recibieron más de 1,000 millones de dólares.

Se trata de Nuevo León, Colima, Campeche, Tabasco, Nayarit, Zacatecas, Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Pero en cinco estados superaron a cinco puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) estatal (Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Zacatecas y Nayarit). Un aspecto sobresaliente es que las remesas en relación con el PIB tienden a ser más elevadas en las entidades con menos producto per cápita.

Ello significa, explica el profesor Jesús Cervantes, que contribuyeron a atenuar no sólo los diferenciales de ingresos entre las familias, sino entre los estados del país. Establece que la mayor recepción relativa de remesas en los estados con menor nivel de desarrollo también tiene efectos multiplicadores positivos en la actividad económica y en el empleo en dichas entidades. Así, agrega que las remesas en relación con el PIB adquieren una importancia mayor en los estados con mayores índices de pobreza y de rezago educativo.

El profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac encontró que las remesas constituyen transferencias entre personas con un vínculo familiar, por lo que sirven para financiar el gasto de los hogares. Refiere que la información derivada de encuestas indica que el principal familiar al que envían los recursos son a los padres, seguido por la pareja, los hermanos, abuelos, hijos y otros familiares.

“Las remesas han permitido que las familias mexicanas alcancen un nivel de vida más elevado, contribuyendo al financiamiento de su gasto en bienes de consumo, educación, salud y vivienda”, sostiene. Al dedicarse una parte importante al capital humano (educación y salud) también contribuyen al fortalecimiento del crecimiento económico del país.

En su investigación hace énfasis en que las remesas sustentan el gasto familiar debido a que ese cuantioso recurso se deriva de un gran número de envíos, que fue de 70 millones de transferencias de bajo valor en el 2011, ya que el monto de ese promedio resultó de 326 dólares.

Ello significa que son una fuente de financiamiento del gasto de millones de familias mexicanas. Aclara que aunque no hay estadísticas precisas acerca de cuántas familias reciben remesas, datos de la Oficina de Censos de Estados Unidos indican que en el 2011 había en ese país 4 millones 274,713 hogares de población inmigrante mexicana y un número importante de éstos hace envíos a más de un hogar a México.


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